La metáfora se escapa
se torna aire entre mis dedos.
Insana necedad de volverle real…
Aquello que los labios callan,
que aúlla y rasga en lo profundo.
Saberse roto,
incompleto.
No hay plegaria, ni caricias,
ni sexo que consuele.
Es este caer,
pedazo a pedazo,
trozo a trozo,
dispersos fragmentos.
Sin recuerdos,
ni memoria
Solo hundirse en la nada
en la vorágine del vacío.
Allí donde ángeles y demonios
luchan por las almas de aquellos que han muerto de amor.
- Ven, no tienes nada que temer, toma mi mano…Recuerda que mi piel te sigue amando.