La ligereza del licor

No hay como el alcohol

para aligerar

la carga del corazón…

La ligereza del licor,

cuerpo y alma

anestesiados…

El dolor,

el desamor,

se alejan,

se difuminan,

a la par que

el aguardiente se vuelve

uno con mi sangre.

Ya no pienso…

Ya no siento…

Ya no me desgarra

este sentimiento…

Me alejo,

la pesadez

y el olvido me envuelven…

En este instante

no importa su desdén,

el que Ella

ya no sienta amor por mi…

Cierro los ojos

para abandonarme

al vacío…

A la etílica

tristeza

que inunda mi organismo,

con mil promesas

de redención,

de la tan ansiada liberación…

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