Escribir con sangre

Podría escribir con sangre estas líneas; pero no sabrías valorar mi escritura.

Imagina la escena.

Una navaja y Yo, la tinta escurriendo de mi herida abierta

(¿Romántico?, ¿Patético?, ¿Un cliché?)

Una pluma fuente  recoge el preciado líquido.

Una, dos, tres líneas escarlatas se deslizan por el pálido papel.

Pero eso sería sublimar el amor y a tus ojos ridiculizar tan bello,  noble sentimiento,

ya que escribirte es una cursilería (o una patología).

¿Qué te parece que lo haga en la computadora?

Suena muy impersonal, pero así lo podrías guardar con la seguridad de que algún día,

al recorrer tus recuerdos guardados en una polvosa caja de zapatos,

a lado de tus hijos, puedas mostrarles la ridícula prosa

de aquel que hace mil vidas te amaba .

¡Sí! Para que con ellos rías de tan ingenuo fulano.

Hacerlo con esta deforme letra,

no sería nada poético,

puesto que los irregulares trazos de mi escritura

le restan fuerza y sentimiento a tan preciadas palabras.

Ante tantos contratiempos, resulta ridículo escribir cartas de amor.

¿Para qué exprimo mi corazón para darle voz a mi sentir?

¿Para qué me rompo el alma por unos versos condenados a morir?

Darle palabra escrita al corazón es restarle acción.

Sí; ¿Sabes que en vez de escribir estas cartas quisiera tomarte entre mis brazos y a pesar de tus protestas besarte y hacerte mía?

Eso suena bien…

Tú y yo una vez más acomplejando a Eros y Afrodita con nuestra pasión.
Pero eso es materia de sueños húmedos,

lujuriosos deseos, propios tan solo para mis horas de soledad extrema.

¿Conoces en realidad lo que significa la soledad?

No lo creo.

¿Sabes que tus acciones allanan el camino a tu corazón?

Muchas barreras, mucho misterio.

¡Oye amada mía! ¡No exageres! Mira que hay muchas cantinas en la ciudad,

en ellas miles de copas vacías esperándome / llamandóme.

¿Qué hacer ante tan cordial invitación, si no aceptar caer con ellas?

Puesto que tú eres un ídolo de piedra,

que no escucha ni ve,

que estático se contempla a sí mismo por toda la eternidad.

Solo…( 1998)

Solo…

Rodeado de dudas, en medio del hastío engorroso de la existencia, no me muevo, mis brazos y piernas pesan demasiado, el alcohol embota mis sentidos, en cierta medida es el freno de mis sentimientos.

Aquí al borde de la conciencia y el estupor de las cervezas me mantengo dialogando con mi alma. ¿Cómo escapar a la verdad?

Soy un hombre incompleto, carente; falto de tantas cosas: amor, cariño, calor interno, sueños, vida. Busco terminar con esta carencia.

¿Pasión inútil? O ¡Razón de vivir? No lo sé. Por ello estoy aquí atrapado en el vaivén del tiempo.

Tantas preguntas sin responder

Tantas respuestas falsas

Afuera el sol se oculta en el horizonte, la noche se abre paso y se apropia del cielo con su inescrutable manto de estrellas.

Una cerveza más, una cerveza menos que más da. Si tan solo pudiera discernir y encontrar.

Si tan solo supiera que la vida no es tan solo una triste ilusión.

Si tan sólo…

La vida es…

La vida es….corta, imperfecta- perfectible, sin embargo solo tenemos una oportunidad de vivir.

Nuestra sociedad nos llama vivir rápido, comprar, desechar, volver a comprar, innovación constante, no hay tiempo para reflexionar, solo para desear ( sufrir) por el nuevo celular, el ipod más moderno, la televisión de plasma, el carro último modelo.

Hedonistas queremos todo y lo queremos en este instante, al no poder buscamos opciones atractivas, pero peligrosas, el camino corto, los atajos espinosos no importa pagar con la vida, sino gozar, efímeros explotamos, ardemos sin remedio, atiborrados de excesos caemos entre balas y el filo del machete cercenando nuestra cabeza.

¿Vale la pena ese “éxito”? Lo tuvimos todo, pero ¿Lo disfrutamos?

Nuestra realidad ha sido superada por el desenfreno de nuestros más locos deseos, ahogados en la sangre de nuestros semejantes, todo por ser el único, el “jefe de jefes”, el que “todo lo puede”, queremos ser omnipotentes.

¿Quiénes somos? ¿En qué o quién nos hemos convertido? ¿Dónde está la solución?

¿Quién tiene el antídoto para evitar nuestra feliz autodestrucción?

¿La educación? ¿La familia? ¿La sociedad? ¿La religión? ¿La política?

¿Por qué a veces la imagen del espejo aparece distorsionada?

¿Podremos salvarnos? ¿ Sabremos hacerlo?

Caminemos, la noche no puede durar por siempre….

 

Enamorado de la soledad (1998)

Enamorado aún de la soledad, indispuesto a romper con el vicio de deambular ( vagar) por la ciudad…

La melancolía no se disipa con el amor, sino que agazapada tras las manecillas del reloj espera el instante propicio para reencontrarme en la intimidad de un suspiro.

Para llevarme una vez más a recorrer bajo la lluvia el mismo camino.

Aquel que siempre me conduce al pasado, a recordarme, lo que alguna vez fue.

La incertidumbre; la angustia por vivir la muerte vivificante del desamor al oscuro callejón del dolor.

 

La tierna sensación del alcohol inunda mi sangre cansada de soñar,

a recordar ese temor por caer y redimir con la caída esta vida sin razón.

 

¿ Para qué volver?

Para amar,

vivir,

para evitar la lenta agonía

de un corazón que suspira,

por unos labios que no alivian sus ansias de amar.

 

Melancolía,

eres la tentación que susurra en mi oído,

el perverso anhelo de salir a recorrer bares y avenidas,

callejones y cantinas,

pero esta vez hasta que la muerte se olvide de mí.

 

La leyenda del sexto sol

El advenimiento

Y esta escrito que el cambio se avecine, la tierra y el aire sienten la inminente llegada del nuevo prodigio. El quinto sol muere, dando paso al sexto sol, hijo de los Imecas, del tóxico atardecer, el de la bruma, el que marchita a la tierra y a los hombres.

La leyenda del sexto sol

Los ancianos de estás tierras rumoran que los viejos dioses se han reunido, al amparo de la noche, discuten sobre los hombres de maíz, sobre la dolorosa y lenta agonía del quinto sol.

La muerte del astro, es la muerte de los viejos dioses, pues morir para un Dios es ser olvidado, es encontrar su altar olvidado, sin incienso, con los colores deslavados, sin flores, ni ofrendas, su creación los he relegado al olvido.

Ellos los dadores de la vida, negados por su semilla.

Los dioses saben que su magia, sus palabras de verdad han perdido fuerza, por más que el gran Quetzalcóatl retrasa la llegada del sexto sol, la tierra, la montaña, los ríos y el viento no hacen sino anunciar por las cuatro esquinas del mundo su llegada.

Tlalóc y Ehecatl lloran amargas lágrimas, lluvia y viento se han corrompido, son impuros, ya no obedecen a sus padres, saben de su debilidad y ansiosos suspiran por la llegada de su nuevo señor.

En el corazón de Quetzalcóatl habita la tristeza, abatido sabe que su creación, sus hombres y mujeres de maíz morirán sin remedio al llegar el nuevo sol.

Solo el señor Tezcatlipoca, el del espejo humeante de obsidiana, se beneficiara del nuevo sol.

Pues sabe que el nuevo mundo que nacerá será suyo y de los hombres de corazón oscuro

¿Cuáles son los signos del sexto sol?

Los signos de este nuevo sol saltan a la vista, es cuestión de saber mirar con atención, dicen los ancianos.

Dicen que la tierra se ha vuelto estéril, se ha secado, la gran dadora de vida llora para sí, asfalto y cemento cubren la tierra amenazando con acabar con su ciclo vital.

El agua ha escapado al designio de Tlalóc, pues se han vuelto reacias e impuras a su mandato, escasean las lluvias y cuando llueve el agua es mala, quema y corroe la tierra, las piedras, los templos, las casas y a losa hombres, no es buen para ser bebida.

El aire se ha vuelto pesado, el sol es prisionero de una tribu que sirve al sexto sol, los Imecas, los cuales le impiden recorrer la bóveda celeste, el azul del cielo se ha diluido, los colores del atardecer son antinaturales, tóxicos..

El sol pierde su esplendor ante sustancias malignas que envenenan al aire, ( plomo le dicen los hombres). El viento ya no sopla y cuando lo hace es para esparcir muerte y enfermedad entre los hombres.

Estos son los signos del sexto sol, de ese sol que amenaza a los hombres y mujeres de maíz. Mas este nuevo sol no es producto divino, sino creación malsana de los hombres

Quetzalcóatl nada puede contra él, pues nunca pensó este sabio Dios, que sus hijos se volverían contra él y contra sí mismos.

Observar

¿Qué observas?

Nada, veo como el Todo absorbe mi mirada

¿Buscas algo en particular?

Sí, el silencio que precede a una lágrima, el lapso que existe entre un suspiro y un beso.

¿Cuánto tiempo hace que esperas?

No lo sé, el tiempo ha perdido consistencia, no sé la diferencia entre una hora y un mes. A mi entender duran igual.

¿Por qué?

Por deambular demasiado en la oscuridad mis ojos no perciben bien la claridad mundana

¿Es belleza lo que buscas?

No, es algo más.

¿Es amor acaso?

No, algo más allá del amor.

¿Qué puede existir más allá del amor?

No lo sé, deseo, odio, rencor, sublimación

Son solo las ondulaciones del humo,

arbitrarios e inexplicables giros en el vacío.

La inútil ascensión que no redime,

testigo del sentir del espíritu se desvanece en la nada.

Solo

Solo…

Rodeado de dudas,

en medio del hastío engorroso de la existencia.

No me muevo,

mis brazos y piernas pesan demasiado,

el alcohol embota mis sentidos,

en cierta medida es el freno de mis sentimientos.

Aquí al borde de la conciencia

y el estupor de las cervezas me mantengo dialogando con mi alma.

¿Cómo escapar a la verdad?

Soy un hombre incompleto, carente;

falto de tantas cosas: amor, cariño, calor interno, sueños, vida.

Busco terminar con esta carencia.

¿Pasión inútil? O ¡Razón de vivir?

No lo sé.

Por ello estoy aquí atrapado en el vaivén del tiempo.

Tantas preguntas sin responder

Tantas respuestas falsas.

Afuera el sol se oculta en el horizonte,

la noche se abre paso

y se apropia del cielo con su inescrutable manto de estrellas.

Una cerveza más, una cerveza menos que más da.

Si tan solo pudiera discernir y encontrar.

Si tan solo supiera que la vida no es tan solo una triste ilusión.

Si tan sólo…

¿El amor existe?

El amor existe cuando hay a quién amar, sino es como si no existiera.

Existir…

¿Qué motivos hay para existir?

Se necesita de un motivo, una razón para vivir.

El éxito, la fama, el amor, el dinero, el ser admirado, el sexo, la lujuria, simplemente vivir o sobrevivir, el honor, alcanzar un sueño, el perdón, la salvación.

Tantos motivos para vivir, pero en realidad sin ellos…

¿¡Qué tenemos!?

Un vacío que llena la existencia,

que reduce la necesidad al mínimo,

respirar y comer, vivir.

¿Qué hay más allá?

No hay esperanza o lo anterior, todo acaba, el amor, la fama, el éxito.

La felicidad es efímera,

un suspirar y se acabó,

los sueños jamás alcanzados producen frustraciones y pesares,

el vivir una parodia de lo que es más anhelado.

Los ideales los corrompe el hombre,

ese ser imperfecto…

Buscando algo que jamás siquiera puede imaginar, a saber: la perfección.

Toda una vida dedicada a la búsqueda de la perfección

para darse cuenta de que por ser hombre/ mujer está condenado a no alcanzarla.

El ser humano corrompe lo que toca.

La amistad es conveniencia.

¿Qué caso tiene vivir así?

Revelación ( 7/VIII/00)

Soy: subjetividad, solipsismo, partícula individual.

¿Somos?

 Improbable, si no es que imposible, insalvable distancia entre “dos sujetos”,

dos sentimientos, dos formas distintas de percibir y crear ( ¿ o recrear? ) al mundo,

 a las circunstancias, al lugar que cada uno ocupa con respecto al sentir del otro.

 Estoicismo puro; Epicteto:

 Lo que depende de nosotros es libre por naturaleza, y no puede ser impedido  ni forzado de ningún hombre, y, al contrario, lo que no depende de nosotros es servil, despreciable y sujeto al ajeno poder.

La preocupación, la felicidad de mi persona es cárcel, límite, todo aquello que esta fuera de la frontera impenetrable de mi conciencia, escapando al ¿control?, ¿certeza? De mis actos.

 No puedo influir, preocuparme o incluso crear aquello que el otro “yo” ( aquella la que amo) percibe o siente. El vínculo entre mis acciones y sentimientos dependen “exclusivamente” de mí.

Sé lo que siento.

Sé el porqué lo siento.

 Pero es solo un “saber” que me abarca  a mí.

No puedo llorar y esperar que mis lágrimas influyan en el ánimo del “otro”, pues es ese “otro” el que escapa al ámbito de mi persona.

 Entonces  todo se resume a un “Yo” incomunicado a lo externo, cuyo ámbito de libertad se reduce solo a aquellos aspectos que su inmediatez le permite.

Yo siento.

Yo amo.

Yo temo.

Yo; yo pienso, luego existo, toma un cariz importante. Afuera tú no existes solo adentro, canción que se refiere a ello sin las pretensiones filosóficas o existenciales que busco, o que tal vez nunca había querido aceptar como cierto, siempre tratando de ir más allá de mi yo para intentar brincar esa distancia que separa a mi patético “yo” de las personas que me rodean.

Es por ello que irremediablemente todo esta condenado al fracaso en la medida en que estos actos y sentimientos son míos y por ello intransmisibles.

Pero si ese “yo” es todo lo que soy, Cioran y su filosofía giran entorno a la pretenciosa necedad de un “yo” que se sabe infalible, que crea utopías por medio de una razón a todas luces endeble.

 Lo que sé arruina lo que deseo, ciertamente el saber, mengua, corta, limita, desgarra al sentimiento y no se diga al ámbito sexual – existencial.

“Saber” consuelo pendejo que no se diluye ni convence en la penumbra de un bar que huele a orina de gato. Esa pretensión por abarcarlo todo: Dios, amor, al otro “yo”, todo ello en vano.

Somos dos.

Distintos,

 diferentes,

insalvables.

 Dos tumbas cavadas prematuramente, dos soledades un vodka tonic, un abismo entre mis acciones, que buscan plasmar, demostrar mi sentir y el “real” efecto que dicho sentimiento puede causar en ese “otro yo” tan amado, tan escurridizo, tan  desesperadamente mudo, ciego, sordo,  a los lamentos ahogados de mi sentir: “Hoy te quiero, el día de mañana… esta muy lejos”, esa mi única verdad, mi envenenada certeza. Nosotros los de entonces, jamás fuimos, por lo tanto, jamás seremos (Neruda siendo revolcado por Cioran).

 Las cosas que se van no vuelven nunca, será por que “nunca”, en realidad, se termina de ser, de plasmar, de existir fuera de mí.

 Un mosco se posa en el mantel lleno de agujeros de cigarro y la música patéticamente melosa del radio no hace sino acrecentar la atmósfera decadente de este momento.

 Esta es mi verdad, al fin revelada: Soy, Ella es.

No hay manera de ser dos, de unificar, salvo gramaticalmente mi sentir y su sentir.

 Somos autistas del amar, ensimismados en mil mentiras, utopías, ideas que al fragmentarse nos arrastran al fango primordial, donde lentamente nos ahogamos, ya sea en la mundana monotonía existencial o en algún etílico vicio.

¡Salud amada mía!, estás aquí y jamás “sentirás” este mi amor, pues tú no eres yo, por lo que hablarte de mi pasión es como describir al ciego la calidez del azul con meras palabras, o al sordo las múltiples reverberaciones de una melodía.

 Es, amada mía, escribir bebiendo un vodka tonic, en una mesa con el mantel quemado por  cigarros desconocidos en un bar que huele a orín de gato.

El Extraño / X

X

 

  • ¿Dónde esta Dios?

Dijo el poeta al aire, en la mesa los envases vacíos se amontonaban, las colillas desbordaban el cenicero.

Teníamos alrededor de dos horas bebiendo en silencio.

– ¿Dónde estaba Dios cuando el inocente clamaba por su divina protección?, ¿Dónde estaba cuando la niña de cuatro años era violada por su padrastro?, ¿Dónde estaba cuando los cinco adolescentes rociaban de gasolina al indigente para luego prenderle fuego?, ¿Dónde estaba cuando torturaban al hijo frente a su padre? ,

¿Dónde estaba cuando la bala cegaba la vida de la anciana?, ¿estaba dormido?,

¿Estaba distraído?, ¿estaba creando un nuevo color, un nuevo sonido?, ¿dónde estaba cuando al suicida se le acabaron los motivos para no morir?, ¿Dónde estaba cuando los hornos crematorios de Auschwitz vomitaban humo día y noche?, ¿Dónde estaba cuando los habitantes del poblado, niños, mujeres y ancianos,  refugiados en la iglesia, lloraban desconsolados mientras que los niños- soldados prendían fuego al edificio, a su casa?,

¿ Dónde estaba? ¿Dónde? ¿Y las plegarias?, ¿Y los rezos? , ¿Y las lágrimas?, ¿Es acaso sordo?, ¿Es acaso mudo?, ¿Es autista?, ¿Se ha ido?, ¿nos ha abandonado?

 

Conforme hablaba, las lágrimas corrían por su cara, su tono de voz jamás subió de tono, no era enojo, lo suyo era impotencia, rabia contenida.

  • ¿Tú sabes dónde está?
  • Yo soy el extraño, Dios y el Diablo me tienen sin cuidado. Somos seres olvidados, nuestras plegarias caen en terreno estéril. Habitamos un laberinto, uno del cual no sabemos salir. Pocos son los que logran tal hazaña, y todo ese esfuerzo para encontrarse nuevamente solos, en este mundo, el cual es un gran laberinto, uno sin paredes, aquí las palabras, los silencios conforman los muros que nos separan.
  • ¿Y entonces?
  • Nada, yo pago la próxima ronda
  • ¡Necesito respuestas!
  • Buscas respuestas vacías

 

Pedí una ronda más al mesero, el poeta bajo los ojos.

  • No hay nada más, solos estamos, somos huérfanos imaginando que nuestro padre vendrá un día por nosotros, para arrullarnos entre sus brazos. Olvídate de Dios, pues si él existe tiene su propio laberinto.
  • Explícame para poder comprender…
  • ¿ Comprender? Eso no sirve para nada solo añade desesperación, pero si es tu deseo entender, sea tu voluntad… Imagina un gran laberinto, imagina vivir dentro de él, imagina recorrerlo todo para nunca encontrar la salida, cada vuelta, cada paso te lleva siempre de vuelta al principio, a Dios, toda pregunta, toda respuesta tiene el mismo destinatario: Dios. Dios es tu respuesta, es tu pregunta, tu liberación, tu carcelero.
  • ¿Carcelero?
  • Si, llega un momento en sus respuestas no te llenan, no te satisfacen, siembran dudas, lo que acabas de preguntar, carece de respuesta racional, salvo “Dios así lo quiere”, ¿Te conformas con eso?
  • No…
  • Pues quien habita en su laberinto debe hacerlo o enloquecer. ya que todo camino lleva a él.
  • ¿Y si no creo en él?
  • Pues es igual, imagina un gran laberinto, imagina verlo desde afuera, kilómetros y kilómetros de paredes grises, pero por más que crees hallar la entrada, esta no existe, crees ver un refugio, una recoveco que te permita entrar, una grieta a la cual asomarse, pero a pesar de tus esfuerzos sigues afuera, crees que al entrar encontraras las respuestas, de igual forma los que deambulan dentro de él, creen que tras esas mismas paredes que te mantienen fuera esta la solución que anhelan. No hay consuelo, no hay respuesta.
  • ¿Y entonces?
  • ¿Entonces qué?
  • Que nos resta, que esperanza queda…

 

El extraño tomo un sorbo de su bebida, me observo, una sonrisa triste cruzaba su rostro.

 

  • Solo quedo yo, solo resta cada uno de nosotros, nuestros sueños, nuestras pesadillas, cada sueño, cada amor, cada pasión… solo nos resta encontrarnos.
  • ¿Y si estamos perdidos desde siempre?
  • Pues, si es así, solo nos resta cruzar la noche… solo nos restan besos al vacío…