Y un ángel cayó

I

Todo es oropel, lo mundano se trastoca en lo banal, lo real se consume en la languidez de un bar, ya nadie vende su alma al diablo, no tiene caso, basta con prender la televisión y alucinar con coca cola, telenovelas y fútbol.

Ángel de la guarda por favor déjame caer en tentación, la pureza espiritual sale sobrando, los violadores y proxenetas viven sueños de opio; así que por favor líbrame del cielo, aléjame de esa reino inhumano, donde no tienen cabida el sexo, la mentira y la traición.

¿Librarme del mal, privarme de mi humanidad? Aquejado de sarna mental Dios no hace sino prohibir lo que inútilmente desea pero no obra por alcanzar (desventajas de ser divinidad) atrapado por su propia maraña de mentiras piadosas, a él tal vez le gustaría prostituir a esas miles de almas de santos y beatas que como imbéciles contemplan su luz sin siquiera parpadear, digo tal vez, pues para variar sería bueno un poco de contradicción.

Hágase tu voluntad en el cielo, en el hastío y la mediocridad de tu reino, déjanos la tierra, déjanos el pecado que adereza nuestra miseria, no seremos inmortales ni eternos, pero ya quisieras viejo impotente un segundo del éxtasis impuro del cuerpo que se regocija en el deseo.

 

II

Haciendo gala de decrepitud dictaste leyes y alabanzas a un hatajo de ignorantes, misóginos y supersticiosos campesinos.

El “pueblo elegido”, buen chiste fue ese, bromista cruel, los marcaste para el matadero. Tú hijo Adolfo se carcajeaban de tu prole mientras que prolijamente con la ayuda de tu otro pueblo alimentaba los hornos crematorios de Auschwitz y demás centros de veraneo creados por los hombres.

¿Qué pensaste al dictar la Biblia a los  hombres? o fue para variar tu infinita vanidad e ignorancia (la mal llamada divina sabiduría) la que te llevó a imponer como ley lo que desconocías.

Soberbia e inhumana es la escritura que dicta tus “mandatos” esas obligaciones que los hombres contraen con su “amoroso” dueño, perdón, creador.

Jesús era un ingenuo y fue lo suficientemente estúpido para creer en tus promesas de un nuevo Dios lleno de amor. ¿Dónde estabas cuando los clavos horadaban su piel, cuando fue crucificado?

A mí no puedes engañarme, eres el mismo de siempre, eres como los niños que arrancan las alas de una mosca para averiguar como vuelan, así fue tu actuar para con los hombres, les negaste el cuerpo (su única propiedad) para luego sentarte a ver que hacían con el. ¿Cómo convivir con lo que es pecado? Por siglos se han bañado en la sangre de sus semejantes, se han asesinado y maldecido en tu nombre, no existe mayor genocida intelectual que tú y tú santo libro.

Musulmanes, cristianos, judíos, hindúes, es la misma mierda espiritual que ahoga en sangre y mentiras a los hombres.

Si sabías de sus tendencias homicidas ¿Porqué dotarlos de las armas intelectuales y espirituales para que se asesinaran en nombre de la verdadera fe? De veras pensaste que “Amaós los unos a los otros” bastaría para contener su sed de orden y progreso (cimentada en la opresión indiscriminada del pueblo de Dios ) “in god we trust “.

Reprimaós los unos a los otros, esa fue tu secreta intención, bonita forma de librarte de esa paternidad malhabida llamada hombre.

Expulsados del paraíso vagan en pos de una luz, de una guía, de esa señal tuya que ha de redimirlos, pero no hay quién se apiade de ellos, Dios senil y vengativo que se ríe de la ingenuidad de los mortales. Mal de millones consuelo de uno.

 

III

Y en este divino desmadre ¿Cuál ha sido mi papel? Soy una marioneta, repudiado por todos, incluso por ti, no hago sino seguir “tú juego” ¿Tengo acaso otra opción?

No permites salida alguna para el laberinto místico que tus delirios han creado, el cual nos obligas a habitar y a seguir el esquema eterno. Sí; porque al igual que los hombres, yo estoy sujeto a esas mismas absurdas leyes que tú divinidad lego.

Soy pecado, tentación, pasión, traición, soy lo humano, el mal creado por ti para cargar con la culpa que los hombres no saben soportar.

¿Porqué los torturas con la culpa? ¿Qué sádico placer encuentras en verlos sufrir por lo que es parte de ellos, de su humana naturaleza? ¿Porqué carajos he de cargar yo con ello? Dos veces maldito a sus ojos, pues yo les enseñe a gozar, a explorar y descubrir su cuerpo, a la par que todos sus placeres y potencialidades, pero en vez de agradecerlo y entregarse gustosos a ese regalo, la culpa incubada en ellos por ti, los corroe hasta la locura. Se repudian a sí mismos y a mí por hacerlos caer en tentación.

A ellos les prometiste el cielo a cambio de su abstención y repudio por la vida terrenal. ¿Y a mí que me espera?, Nada, ellos ilusamente esperan la absolución final, el juicio del juez eterno, el perdón de sus pecados, la recompensa a su “virtud”, a su no – vida, claman por la justicia divina para poder elevarse por encima de las injusticias mundanas creadas por ellos. A una vida patética espera una muerte inútil, todo por esa estúpida promesa, que los lleva a matar y matarse en vida.

Yo no hago mas que asistir a la caída del hombre, pues yo sé de eso, veo su suicidio sin poder hacer nada.

Siempre has sido cruel, desde el día aquél que decretaste la expulsión de todo aquél que violara tu mandato y todo ¿Porqué? Por la envidia de que yo pudiese gozar lo que tú tienes vedado: sentir y vivir como mortal, habitar y compartir con ellos sus vicisitudes.

Padre nuestro que estás en el cielo, maldito sea tu nombre, si acaso tienes corazón déjalos vivir y morir en paz.

Yo soy el eterno bastardo el que nunca se arrodillará ante un Dios que se embriaga con el dolor y la sangre de los hombres y las mujeres. Maldito yo el ángel caído, el más parecido a los hombres.

 

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