La felicidad es un suspiro…
Un beso…
Ese abrazo efímero y placentero
aquel en el cual atisbamos
por un instante la magnificencia
de la eternidad envueltos en el cuerpo amado.
Son dos cuerpos que se saben complemento
pues tienen años soñándose sin conocerse.
Es ir más allá de la humana soledad,
es fe al arriesgar lo más preciado
con tal de hallar la conjunción de
dos corazones en armonía.
Amar es una pasión suicida
puesto que nos arrojamos al vacío
con la esperanza de hallar
unos labios que detenga nuestra caída.
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