Perdóname por padre
pues he pecado:
He amado,
sin medida,
sin recato.
Sin observar tus sentencias
tu divina palabra.
Pero es que padre…
¿Si tú supieras lo que es amar un cuerpo?
Beber de la epidermis deseada,
recorrer con manos, labios, lengua y dientes
ese manjar que es su anatomía.
De saberse deseado,
de sentir la lujuria incendiándonos,
arrebatándonos.
Si tú supieras lo que es el mutuo orgasmo
te darías cuenta que no hay ningún pecado
en ese amar impune del goce humano.
Exhalas…
Tu cuerpo descansa
abrazada de mi .
Tu desnudez se torna mi segunda piel…
Dejo que mis manos dibujen
sueños en tu espalda.
Las yemas de mis dedos
se deslizan por tus cejas,
arrullándote…
Tiernamente te abrazo…
La cama desecha,
el olor a sexo en el aire,
son las pruebas
de la llamarada de lujuria
que ardió intensamente
entorno nuestro en pos del orgasmo …
Mi sed, mi hambre por ti
cobran fuerza lentamente…
Mis dedos buscan tu sexo
para hallarlo húmedo aún…
Mis labios buscan tus pezones
para morderlos nuevamente…
La fiesta de los sentidos
vuelve a empezar,
las ascuas del deseo
se tornan fuego,
cuando comienzo a morder / lamer
tus labios vaginales…
Y aún entre sueños tomas mi cabeza
con tus manos
para animarme a seguir
alimentándome de ti…
Inmaculada…
Tu belleza es su perdición,
despiertas lujuria
sin saberlo,
sin proponértelo,
es tu virginal figura…
La inocencia que irradia tu sonrisa.
Inmaculada…
Mojas tus labios,
coqueteas con ellos,
mientras sueñan
con mancillar tu piel,
te imaginan sometida
a su patético poder,
sodomizada,
mancillada,
violada…
Creen poder despojarte
de tu dote de princesa.
Inmaculada…
Niña- mujer,
titiritera consumada,
pues a pesar de tu corta edad,
sabes manipularlos,
usarlos,
desecharlos…
Sabes como venderte,
ellos creen saber
como comprarte.
Inmaculada…
Experta en someter
la más férrea de las
voluntades.
Todos caen…
Casados,
solteros,
jóvenes,
viejos,
santos
y pecadores…
Todos deseando poseerte,
todos ellos tus vasallos.
Inmaculada…
Es por ello que gustosos
se dejan atar a los
barrotes de tu cama – altar,
jadeantes te bendicen
cuando te posas
sobre su miembro erecto…
No notan tus uñas
rasgando su yugular,
solo saben del placer
de la eyaculación mientras
te deleitas con su sangre…
Ver tu piel,
negra lencería,
que seduce e invita…
el dibujo de tu pezón,
tu cabello mojado…
La erección comienza
a crecer en mis pantalones,
me siento palpitar de deseo….
Liberados tus senos
me ofrecen la visión bendita
de tus pezones erectos, rosas,
listos para ser mordidos,
mamados, saboreados….
Mi excitación aumenta,
me siento arder de lujuria,
recorro con mi dedo
la erección….
La visión de tu inmaculada piel…
TE DESEO…
La lujuria que me recorre al verte…
TE DESEO…..
Quisiera estar allí,
arrodillado entre tus piernas
alimentando del fruto de tu femeneidad,
saboreándote….
Una gota de lubricante
escurre por mi glande.
Quisiera liberar mi pene,
masturbarme,
para que mi semen
escurra sobre tu piel…
¿Un orgasmo?
Por dónde empezar…
Labios que afanosos se buscan…
Manos, dedos despojándose de ropa e inhibiciones.
Es hambre…
Es lujuria…
Es insaciable sed…
Fuego que libera…
La epidermis recibe bendecidas y ansiadas caricias…
¿Lamer la circunferencia de la aureola o morder el pezón hasta endurecerlo?
¿Explorar con los dedos o la lengua esa femenina humedad que se encuentra entre tus piernas?
El miembro que palpita…
¿Alternar la penetración con ligeras mordidas en los labios de tu sexo?
Dudas y preguntas…al final buscamos la respuesta
En ese orgasmo que haga explotar
nuestro universo de piel y deseo.
Te quiero…
Te pierdo…
Te deseo…
Me queman las ganas…
por desnudarte,
por morder tus pezones,
por lamer tu pubis,
por penetrarte lenta y cadenciosamente…
Te anhelo…
Te busco…
Te suplico…
Esta sed,
esta hambre,
me duelen…
Entre más me acerco
más te alejas…
No eres mía,
no eres de nadie,
eres tuya…
Te necesito…
Te maldigo…
Te detesto…
Inalcanzable,
inasible…
Mi sufrimiento te deleita,
me dejas vacío…
Inerte,
pasivo,
muñeco roto…
Eres mi Diosa cruel,
la que me abandona
a mi lujuria…
Escribes para dotar de cuerpo al silencio…
Para que versos y palabras
no se pierdan en el vacío.
Escribes para sentirte vivo,
para recuperar el sentido de tu vida.
Lucifer entonando melancólica melodía
mientras sus huestes desencadenan el Apocalipsis.
El fin de los tiempos ha llegado…
El caído ha resucitado,
añora y aborrece al paraíso.
Maldice lo creado a la par que desea para si el divino don
de crear vida de la arcilla,
insuflando almas a sus creaturas.
Por ello la destrucción sin sentido,
caos primigenio.
Los sellos se han roto,
cuatro jinetes cabalgan a su lado.
El cordero ha sido destazado,
contempla a los inocentes rezándole al vacío.
Señor del abismo ¡Bienvenido a tu reino!
¿Pecadores?
¿Por qué?
Pecar es no saber amar…
Esta pasión que tú y yo
vivimos no puede ser pecado.
Pecadores son…
Los que ocultan su pasión,
los que niegan su deseo,
los que disfrazan sus ansias.
¿Es esto pecado?
Mi manos acunando tus senos,
mi lengua en tu pezón,
mis dedos en la curva de tus nalgas.
Lujuriosos son ….
Los que pagan para no sentirse solos,
los que ven en toda expresión humana suciedad e inmoralidad,
los que ocultos en un closet sueñan con ser otros.
¿ Es esto lujuria?
Tus uñas arando mi espalda,
tu lengua jugueteando con mi sexo,
tus labios en mis labios.
Para pecar……
Se necesitan dos que se nieguen.
Para nosotros
Basta con la tenue luz de las velas.
Beber de ti…
Beberte…
Ahogarme en tu sangre,
perderme en tu piel.
Beber hasta saciar mi sed de ti.
Beber hasta el hartazgo…
Hasta extraer de ti toda vitalidad, toda fe.
Beber de tus labios…
De tus senos,
de tus caderas,
beber de tu sexo
(savia embriagante).
Bebernos mutuamente…
Hasta extinguir todo signo de vida.
Beber tu sangre…
Beber de tus ojos las imágenes más puras.
Beber en tu aliento el amor que profesas.
Beber el agua que por tu cuerpo corre.
Beber de ti, de cada poro, de cada latido,
beberte hasta morir…
Cruzar la Noche 
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