La Puerta del Sol

Regesar al bar,

a ese viejo y familiar entorno,

la barra,

las sillas,

las viejas fotografías,

los tarros alineados en la pared,

la escalera de caracol.

Caer en cuenta

que los fantasmas

los recuerdos,

la nostalgia

gozan de cabal salud.

Ese melanocólico ambiente

las risas,

la música del trío,

el humo del cigarro,

las jarras de cerveza,

esa vieja camaradería,

las cartas tornandose ceniza,

las promesas rotas,

los etílicos exorcismos…

Aún hay mucho ayer flotando

al trapasar las puertas giratorias

del viejo local.

Ventanas del alma

Perderme en un mirar,

despojarme del entorno,

para sumergirme en esa inmensidad.

Recordar que los ojos

son la ventana del alma.

Me asomo a ti

con la vana esperanza

de atisbar tus secretos

aquellos que reservas

en la intimidad

de un lecho,

un amé

o un soñe.

Maldito mi cicatrizado cuerpo

que me impide naufragar en ti,

es el ancla que me aferra

a mi cadaver,

aquel que no sabe cómo resucitar.

Lienzo humano

¿Qué historias cuentas tus tatuajes?

¿Qué sucesos plasman la tinta

por sobre tu epidermis?

¿Métaforas multicolores?

¿Epitafios?

¿Nacimientos?

¿Oníricos viajes al subconciente?

¿Encarnadas pesadillas?

¿Advertencias para los que se atrevan

a leer tu desnudez?

¿Leyendas de tu amar?

Eres el lienzo humano que muchos buscan descifrar…

Ahondar en el pasado

He ahondado en mi pasado,

en mi memoria.

Alejado de viejos vicios,

de la melancólica tonada del licor.

Visitando mis fantasmas,

mis fracasos.

Para entender,

entenderme

e intentar traer a la luz

aquello que me ha hecho perder lo que más amaba.

Son muertos ajenos,

actitudes de otros que me heredaron,

he hice mías.

Debo confrontar esos esquemas

sobre el amor, la mujer, la vida, la culpa, el sacrifico.

Aprender a pedir,

a no callar,

a no entregarlo todo hasta desaparecer.

Ya no ser la extensión de un amar sino mi propio amar.

Saber decir No quiero, no puedo, ya no más

Aprender a amar en reciprocidad,

ya no regalarme,

ya no entregarme

a quien se aprovecha de mi estúpido afán por salvar

doncellas que no son tal.

Tantos años errado

Tanto amor desperdiciado

Tanta vida que se ha ido

Tanto de mi que se ha perdido…

Absuelvéme noche

Melancolía y nostalgia

se alternan,

es la tristeza adherida a la piel,

desgarrado corazón,

aferrado a viejos recuerdos,

envuelto en el silencio,

seducido por el sinsentido de los días.

Busco donde morir,

donde por fin mis cicatrices,

puedan descansar, perder

ese exceso de enamorada sangre

que aún recorre mis venas.

Viejas calles sin nombre,

he recorrido,

visitando los osarios

que enmarcan el eterno descanso,

de esos amores que se han ido,

epitafios escritos en tinta carmesí.

Absuélveme noche

por no poder dejar de:

suspirar,

desearle,

amarle,

temerle,

soñarle….

Aún el deseo por su piel habita en mí…

Soy el adicto que busca

ahogar en licor de olvido su recuerdo,

su desnudez tatuada en mi piel.

El ayer duele

Se puede cambiar todo…excepto el pasado…

Se puede dar nuevo rumbo a los pasos,

trazar nuevos horizontes,

soñar con una nueva vida,

dormir con la esperanza de que el mañana será mejor…

Pero no es posible cambiar lo que fue…

El ayer…

los errores,

las fallas,

mirando hacia atrás aprendemos

de lo que nos falto,

nos sobro,

nos alejamos de lo que nos causa daño…

Pero cambiarlo / negarlo no es posible.

El pasado regresa para asfixiarnos,

es el no muerto acusador,

es fantasma que ronda,

que amenaza nuestra cordura…

Siempre y cuando nosotros permitamos que lo haga.

El ayer duele,

pero el presente y el futuro

deberían bastar para seguir adelante…

No puedo hacer nada por mi pasado,

ya fue,

ya fui,

ya fuimos.

Pero por mi presente / futuro puedo hacer mucho….

Pero al parecer no es suficiente,

pesan más,

viejas ofensas, rencores, deudas no saldadas…

Caminar hacia el horizonte

mirando hacia atrás es imposible.

Pues como trazar un destino

cuando no se deja exhumar el ayer…

Sexo sin amor / Amor sin sexo

¿Qué es el sexo sin amor?

Intercambio de bienes por servicios…

Alimentar el vacío…

Un pozo que nunca se llena…

Un hambre que no cesa…

Fuego que no calienta sino quema…

Vano aburrimiento…

La carencia que nunca cesa…

La genética imponiendo sus necesidades…

Un  espejo oscuro que ya no refleja…

¿Qué es  el amor sin sexo?

El paraíso sin redención…

Alma que teme a su cuerpo…

El inalcanzable orgasmo liberador…

Agua que se estanca, que no fluye…

Sentirse incompleto…

Arder sin llegar…

La culpa que asfixia…

El cielo sin Dios…

Melancólicas tonadas

La navaja cantando melancólicas tonadas…

Susurra dulcemente lo que la piel anhela,

sentirse amada,

deseada.

ser seducida con dulzura,

ser acariciada por alguien más.

Aunque sea el frío acero,

aunque sea pluma que escriba en carmesí.

Dejarse engañar

por La Soledad,

por El Suicida.

Dejar constancia en la epidermis

de las caídas,

los triunfos,

los fracasos,

los besos,

los orgasmos.

De Ella ya solo me restan estos versos

con sabor a olvido…

Ya no lo sabes

¿Sabes…?

Me aterra no volver a escuchar tu voz…

 

Más me aterra olvidarme de su tonalidad,

que llegue el día que me sea imposible,

diferenciar tu voz de la de un desconocido.

 

¿Sabes…?

Me aterra ya no poder descifrar tus gestos…

 

Más me aterra desdibujarme de tu cuerpo,

que llegue la noche que no sepa hallarme

entre los pliegos y curvas de tu piel.

 

¿Sabes…?

Me aterra dejarte de amar…

 

Más me aterra sentir tu vacío en mi

que pasen los días y las noches de insomnio

suspendido entre aferrarme a tu recuerdo y liberarme al olvido.

 

¿Sabes…?

Me aterra ver tus ojos y no verme…

 

Más me aterra verte partir sin voltear siquiera,

que pasen días y meses ajeno a tu paradero

contando los instantes perdidos, las lágrimas huérfanas de ti.

 

¿Sabes…?

No, creo que ya no lo sabes…

 

Véndeme un sueño

Véndeme un sueño…

Para curar mi insomnio,

para aliviar las llagas

dejadas por sus besos.

 

Véndeme un sueño…

De esos que desmadejan el alma,

que me embriague de deseo,

que me embote de emociones contradictorias

que me ahogue en su vacío.

 

Véndeme un sueño…

Aderezado con el veneno

de sus caricias,

uno que me intoxique

de recuerdos,

de miserias.

 

Véndeme un sueño…

Que avive la locura,

que sea mi perdición,

que desgarre mi cuerpo

con perversos placeres.

 

Véndeme un sueño…

Del cual ya no sea

necesario seguir soñando.