Sueño con tu desnuda anatomía…
Pesadilla le llaman
Te presiento a mi lado acurrucada junto a mi…
Desvarío le llaman
Me abrazo a ti para seducir tu etérea figura…
Locura le llaman
Saboreo tus labios, tus senos, tu sexo…
Muerte le llaman
Sueño con tu desnuda anatomía…
Pesadilla le llaman
Te presiento a mi lado acurrucada junto a mi…
Desvarío le llaman
Me abrazo a ti para seducir tu etérea figura…
Locura le llaman
Saboreo tus labios, tus senos, tu sexo…
Muerte le llaman
Siento que no existo, que ya no ocupo un lugar en este mundo, que soy etéreo, que mi piel translucida se marchita y envejece. Siento que ya no soy desde el instante en que sus ojos dejaron de mirarme….
Soy mis excesos
desgarramiento constante
amorosa bipolaridad,
fuego que arde
pero no quema.
Ser la tristeza
que opaca al sol.
El éxtasis
que desborda al mar,
siempre más allá,
sin futuro,
sin mañana…
Sublime sensación
de abandono…
Saberse lejos,
sin cielo,
sin mar.
Paria del amar…
Brújula sin dirección…
Errabundo peregrino
en fuga constante
de si mismo,
rompiendo los límites
del cielo,
del purgatorio
del infierno…
Nada lo satisface…
Nada lo consuela….
Hay noches que lucha
a brazo partido,
por no ahogarse en un suspiro,
naufrago que ha renunciado
a los besos de su amada…
Es el ermitaño
sin Dios
que sueña con
volver a amar.
Melancolía…
Recordar,
despertar entrelazados,
desnudos,
satisfechos.
Tristeza…
No poder buscarte con mis ojos,
solo con mi memoria.
Recordar…
Tu risa,
tus gemidos,
mutuo orgasmo.
Tristeza…
Mis manos palpando el aire,
cicatriz que te recuerda y sangra
Recordar/ recordarte…
Otro Yo.
Otra Tú.
Un amar que incendiaba
de lujuria las noches…
Eres mi tristeza…
Epitafio,
las cenizas del recuerdo,
Este licor que anestesia y reconforta….
Me duele el corazón- Dijo el poeta.
La Soledad lo observó y le dijo:
IV
7:14
Salgo del bar.
Dejo que la lluvia lave mis culpas,
las calles me dan la bienvenida.
Las criaturas de la noche perciben mi esencia,
la prostituta de medias rotas y labios carnosos
grita:
¡ Maldito el que regresa cuando no hay a qué regresar!
Maldito o bendito no importa, solo sé que esta es la última vez.
Te busco
en mi memoria,
en mis sueños,
en mis recuerdos…
V
No queda sino aceptar
el veredicto.
El verdugo me consuela
me dice que allá no hay
desilusiones,
ni desencuentros,
no hay esperanza, ni sueños
solo esa vasta soledad,
la ausencia que todo lo llena.
La hueca presencia
de su cuerpo
plasmada en mi interior.
Estoy aquí,
otra vez,
como hace
tantas vidas.
Esperando
una llamada
que nunca llegará,
deseando
escuchar
una voz
que nunca mi nombre
volverá a pronunciar.
Otra vez,
caminando
hacia ningún lado,
me engaño
al pensar
que hay
un lugar,
un amar,
a donde
arribar.
Nada hay,
solo este
eterno esperar
a quien jamás
llegará.
Escribo herejías para mitigar mi vacío
para consolarme
mientras caigo
al abismo.
Mis versos intentan/ tratan
de trastocar lo divino.
Subvertir al cielo,
trastocar el orden
dictado para los humanos…
Vanos intentos los míos
por obligar al demiurgo a contestarme.
Pero los autistas tienen su propio lenguaje,
lejos de lo real
inmersos en su propia realidad,
por ello dictaron su palabras
a ignorantes pescadores
y pastores.
Benditos los creyentes
que se solazan en la fe.
Por ello desgarro el velo con coplas al caído.
Por ello escribo poesía para suicidas,
pues ellos sí responden a mis lamentos
saben lo que es vivir en la oscuridad.
Y aún así ese ruidoso silencio
me altera,
me lleva a desear
ese Apocalipsis
que libera.
Oscuro evangelio
que se escribe en la piel sangrante del cordero…
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