11:30 PM
La noche va perdiendo consistencia,
las luces tenues del bar
se suman a los acordes lastimeros del guitarrista,
los vasos desperdigados en la mesa
son el complemento que acompañan los recuerdos aguijoneando al corazón.
Es en esta tenue seminconsciencia
que me otorgan los vodkas
donde trato de reencontrar esa sensación
que solo sus brazos, sus besos me proporcionaban,
y que ahora, en su ausencia,
no he logrado reencontrar,
salvo entre los vapores etílicos de un bar.
11:47 PM
¿Y qué fue de ese amor?
¿Y qué fue de esos besos?
¿Qué fue de las promesas?
El tiempo se fuga, se hace polvo, ante nuestros ojos.
Yo amé…
Yo deseé…
Ahora solo me resta la tortura de imaginar
«lo que pudo ser»,
«lo que no hice»,
«lo que no dije»,
otra vez, las mismas preguntas,
una y otra vez, las mismas respuestas:
No sé, simplemente no lo sé…
11:55 PM
Observó a los demás clientes del bar,
trato de descifrar en sus gestos,
en sus bebidas, sus ademanes,
dolores y angustias,
alegrías y tristezas,
aquello de humano que existe en su semblante.
Contemplo mi bebida, agito el vaso,
haciendo tiempo,
pues no quiero aún despedirme de esos recuerdos tan preciados,
tan mortales, tan míos…
¡Maldita vida!
¿Por qué no existe el reintegro
o la repetición en cámara lenta para enmendar
los errores, las omisiones, los adioses?
12:08 PM
Y su risa la escucho por encima del barullo del local,
su canción la toca el guitarrista,
su perfume se sobrepone al olor del vodka
y su presencia se siente tan cerca…
12:36 PM
Este era el camino a su casa, tantas veces recorrido.
Allí me estacionaba para esperarla,
esa es su recámara,
donde la cortina blanca se encuentra corrida,
ese es su departamento,
estás son las rosas, la tarjeta y mi sangre…
Este soy yo todas las noches…
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